Todavía no habrás recibido noticias mías y mis ansias ya vuelven a perturbarme, y a hacer que escriba lo que es más reciente. Es como una necesidad la de escribirte, aunque tenga que contarte simplemente las veces que pensé en nosotros, en lo que va del día. Ha de ser que no acostumbro a mi voluntad a estar sin vos.
Anoche buscando papeles, encontré varias cartas, todas breves y dirigidas a tu casa. Nunca llegaron, porque nunca las creí interesantes como para que se merezcan ser leídas por vos que tenés tu mente ocupada en tus cosas. Pero me resulto gracioso ver como cada una iba creciendo en palabras y se hacían más profundas. Rememorando las fechas, me di cuenta que crecían como mis sentimientos hacia vos.
Fui rescatando frases y comparándolas con lo que diría hoy, muy poco es aquello con respecto a cómo hablaría mi corazón si estuvieras conmigo. Pensar que todo comenzó con una simple mirada, y fue evolucionando hasta la última carta donde me despedía diciendo TE AMO.
Y es cierto... te amo, más que nunca, más que antes, pero de seguro menos que mañana. Te amo, pero me acostumbré a amarte a la distancia, en las sombras, callando mis sentimientos, por cobardía, o por miedo al después. Me fui enamorando de tu recuerdo tan único, tan presente, que lo mantengo vivo y lo cuido demasiado.
Me fue conquistando la forma en que te imaginaba, allá a los lejos, estudiando, o tal vez charlando con algún amigo. Me gustaría sentir tu aroma, que es viejo, porque hace tanto de la última vez que hablamos y que lo sentí.
Inconscientemente me apoderó la esperanza de que vuelvas por aquella promesa que dijiste en la puerta de mi casa, cada palabra resuena en mi mente y las escucho bien claro. Todavía guardo mis besos, caricias y abrazos, en cajas con moños para dártelos y que sean tuyos.
Hacía tiempo que no te pensaba con el corazón en la mano, capaz, porque mi corazón se fue atrás del tuyo y prefirió tu guarida.
A veces inconscientemente salgo y miro hacia todos lados, como buscándote, y hay momentos que creo que venís. Pregunto por vos y lo que sé es por conocidos, aunque nunca me animo a preguntar si tenés pensado venir a buscar lo que te guarde, como me lo pediste.
Las cartas están casi amarillentas por el tiempo, casi como todo lo que hemos vivido, aunque a esos recuerdos los limpio cada semana. Las hojas aclararon como creía y creo cada suspiro, un poco ingenua pero yo lo llamo AMOR.
Quiero pensar que vos también preguntás por mí, preguntás por todo lo que dejaste acá. Aunque en realidad no es mucho ya que de mí te llevaste bastante. Pensar que vos también recordás la última noche en que hablamos y estuvimos juntos hasta que llego la hora en que salía tu micro. Que querés volver por aquella promesa en la que tanto insisto.
Anoche lloré mucho, porque te extraño y sé que pasó un tiempo un poco largo y sentí miedo de esperar en vano. Porque yo necesito esperar tus caricias, escuchar tu risa y sentir tus besos. Yo te necesito, para decirte lo que jamás me animé, decirte lo que por orgullo callé esa noche y lo escribí, pero no te llegó.
Todavía no has de tener noticias mías, y yo vuelvo a escribirte y tampoco sé si esto lo voy a mandar. Creo que lo hago para colmarme de vos por un rato más. Para calmar a mis ansias y a mi nostalgia, aunque sea hasta mañana en la noche, que de seguro te vuelvo a escribir...